En respuesta a la sequía que asola su país, el presidente de Kenia convocó el martes una jornada nacional de oración.

William Ruto anunció los planes para el primer día de oración de la historia del país el domingo en un servicio religioso en la ciudad de Nakuru, afectada por la sequía y a unos 160 kilómetros de la capital, Nairobi. Esta iniciativa responde a un llamamiento conjunto de los líderes espirituales del país para dedicar un día entero a la oración con el fin de aliviar las condiciones de sequía en la nación.

La ambiciosa estrategia de Ruto para reactivar la economía del país depende también de que la temporada de lluvias sea fructífera.

«Como gobierno, hemos establecido elaborados planes para la seguridad alimentaria, tenemos semillas, abundantes fertilizantes y estrategias de captación de agua, incluidas presas. Ahora necesitamos que Dios nos envíe la lluvia», declaró Ruto. «Insto a todas las personas de todos los credos a que oren por nuestro país».

Kenia y otras naciones del este de África han sufrido algunas de las peores sequías en décadas, que han provocado la pérdida de cosechas, ganado, fauna y biodiversidad, y desnutrición. La agricultura nacional es una parte importante de la economía de Kenia.

La agencia humanitaria de la ONU ha calificado la actual sequía en la región de «catástrofe humanitaria de rápido desarrollo».

El centro climático de la Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo dijo que desde 2020 han faltado cinco temporadas de lluvias, afectando a más de 50 millones de personas. El centro publicará sus previsiones para la estación de lluvias largas, que suele ir de marzo a mayo, a finales de febrero. Las primeras proyecciones de otros grupos meteorológicos no son optimistas.

En todo el mundo, personas de distintas religiones han pedido a menudo la intervención divina para que llueva o el tiempo sea favorable. El verano pasado, el arzobispo de Milán peregrinó a tres iglesias con la esperanza de poner fin a la sequía del país, y el gobernador de Utah pidió a los ciudadanos que oraran para que lloviera antes de un fin de semana de calor extremo.